¿es usted un borrego? ¡no! Universitario

Uno contra el mundo

Bernardo Gutiérrez

Dicen que con el paso del tiempo el ser humano pierde la capacidad de asombro, sin embargo, la Universidad de Almería, concretamente la Facultad de Derecho, tiene el poder de asombrarme continuamente.

Quizás me hubiese esperado estos comportamientos de otros lugares, no por considerarlos correctos o apropiados, pero si por desconocimiento del sistema jurídico, las leyes y, lo más importante, los derechos y deberes constitucionales.

Hasta este curso pensaba que en una facultad de Derecho se debía de inculcar el respeto a las normas, la ética y la responsabilidad, como leía en un artículo de un jurista colombiano, “característica de una buena facultad de Derecho es su compromiso con la ética, la moral, y la responsabilidad social. Pero si en un centro donde se enseñan leyes se estimula o no se castiga la trampa y la inmoralidad, ese centro académico no merece enseñar Derecho.”

La última moda en las facultades de Derecho es la imposición de las mayorías sobre los derechos individuales, alzando la bandera de la democracia (siempre que me beneficie) en detrimento de las leyes.

Podría contar el intento de imposición de un nuevo horario mediante votación popular en clase, sin competencias sobre la materia y en contra del derecho de alumnos que no aceptaban este cambio, pero para no alargar hablaré solo sobre la huelga de estudiantes.

Por si el caso anterior no fuese suficiente, con motivo de la huelga general de estudiantes encontramos un caso más asombroso. Mediante votación popular se suprime un derecho constitucional, no me refiero al de manifestarse, sino al de no hacerlo, de forma generalizada en toda la Facultad. Por imposición, secundada por los mismos profesores en muchos casos, mediante una votación populista, a mano alzada, se decide no dar clase porque una mayoría de estudiantes, la cual no sabe ni porque se manifiesta, deciden que no tienen ganas de ir a clase.

La Universidad tiene por bandera formar la opinión crítica del alumnado, sin embargo, día a día veo como esta está llena de ideologías caducas y mal aplicadas, de populismo, de pasividad y de mediocridad, tanto en alumnado como en profesorado, y que solo pueden presumir de enseñar a repetir como a cotorras, de pasarse la legislación por donde termina la columna vertebral y de cumplir, religiosamente eso si, su cupo de titulados anual.

Esperaré, sin aceptar las imposiciones de la mayoría con falta de argumentos y contra la legalidad, viendo como nuestro futuro depende de activistas populistas y borregos que los siguen con una formación mediocre, el día que reivindiquen una universidad de calidad, donde se proteja al profesor exigente y despolitizado y no se esté al servicio del cliente, donde se fomente el espíritu crítico y no el populismo de masas, y donde se formen a buenos profesionales en lugar de regalar títulos para cumplir cupos. Y esto, queridos lectores, no es cuestión económica sino de valores.