17 de enero de 2014

Miguel Álvarez 

Los empalados

La vida misma arrebatas con la estaca de tu indifrencia
y malogras la esencia del linaje de los hombres
mientre fluye
aún tibia la sangre
y urgas en las visceras buscando tu futuro.

Dejas tras de ti un barbecho perenne;
de miedo e ilusiones, de sueños y temores
bañado por ese caldo denso, denso y rojo 
que es fruto de la más absoluta cobardía.

Y así eres tú, así es tu vida
plantando simientes inertes
en cuerpos baldíos.