Miguel Álvarez
I
Lejos quedaron las épocas de ébano y Dioses
ya no viven los recuerdos:
ni el caballo de Atila;
ni las plagas del pasado;
ni las iras vengativas.
II
Y ahora yo
carcomo carne y hueso dejando paso libre:
a la peste,
a la muerte,
al miedo que corrompe,
al que gobierna la vida de los hombres.
III
Y se acabó,
de la Luna su brillo,
de la mar su quietud,
de tu mirar el suspiro,
de tu callar la virtud.
IV
Y ahora yo...
Y se acabó.