Miguel Álvarez
I
Lejos quedaron las épocas de ébano y Dioses
ya no viven los recuerdos:
ni el caballo de Atila;
ni las plagas del pasado;
ni las iras vengativas.
II
Y ahora yo
carcomo carne y hueso dejando paso libre:
a la peste,
a la muerte,
al miedo que corrompe,
al que gobierna la vida de los hombres.
III
Y se acabó,
de la Luna su brillo,
de la mar su quietud,
de tu mirar el suspiro,
de tu callar la virtud.
IV
Y ahora yo...
Y se acabó.
hummmmm, este me atrae menos. Tal vez un lenguaje que no veo actual. Me da la sensación de que hablas como si fueses un poeta -cantautor de la Edad Media, por lo menos.
ResponderEliminarMiguel, vives en el siglo XXI. Juegas al ajedrez por encima de la media nacional y uno de los primeros por Almería. Podrías escribir más sobre tus propias vivencias, no sé. Pregunta a tus sentimientos. :-)
De todo tiene que haber... Pero nada más que para complacerte, ayer fui a la playa con un chulazo, no lo conocía, se tumbó a mi lado, cuerpo de escándalo, y se metió al agua, al salir... Ains madre... bueno..que esta noche te hago un poema de eso y te lo publico.
EliminarEl Lenguaje actual al poder.
P.D: Ahora me voy a la playa con él, pero en esta ocasión vamos sin bañador...
QUE HERMOSO....!!! Siempre un placer leerte,recordé a una amiga escritora que todas sus obras poesía y canciones las dedica a la muerte...No es un tema común y lo hiciste con tu maravilloso estílo,el morir de las cosas,el morir de un sentimiento...Un gran gran abrazo venciendo las distancias :)
ResponderEliminarEres un peligro. Yo de ti me lo reservaba y callaba. Es como el ejemplo de vida que da la novela de Pearl S. Buck, "Viento del Este, viento del oeste" que leí de chiquitina. Me llamó la atención que ella calla o tapa o desvía la atención para que NO SE LO QUITE NADIE shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhssssssssssssssss
ResponderEliminarcalla¡¡¡
Pues a mi me ha encantado, es uno de tus poemas que más me gustan, realmente bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Julie, para gusto colores, supongo ;)
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