El
primer amor.
Cuanto más escribo, de este, mi
relato de vida, más se despiertan en mí, recuerdos ya dormidos,
moribundos en mi ser, que hacen por mi piel correr, los ríos del
saber.
Supongo que todos recordamos con
cariño, ese primer amor, ese que dicen nunca se olvida, aquel con el
que comparamos, inconscientes, el resto de nuestras relaciones.
Yo por desgracia no he podido
olvidar ni el más mínimo detalle, ¿Por desgracia? Si, pues si no
olvidas, no pasas pagina y difícil pues resulta avanzar.
Fue una noche de verano, junto al
susurro del mar, yo tenía 17 años, había terminado el instituto y
entré a trabajar ese verano en el puerto, en la OPE (Operación Paso
del Estrecho) mi trabajo, junto con el de otros compañeros,
consistía en decir a la gente que contrataba el pasaje a marruecos
con nuestra empresa, donde tenía que aparcar el coche, con el fin de
facilitar la entrada ordenada de estos en el barco.
Hacíamos turnos de 8 horas,
mañana, tarde y noche, aquella semana yo estaba de noche, el turno
más aburrido y en el que más tiempo “libre” teníamos. Por
aquellos entones yo estaba, aún más que ahora si cabe, enganchado a
esa droga llamada ajedrez y durante las noches, con mi tablero y un
librito, me dedicaba a pasar partidas del gran Botvinnik o, si los
evangelistas que repartían biblias estaban por allí, a jugar contra
uno de ellos, un canadiense precioso, realmente bello, rubio, ojos
verdes, no muy alto y con una estructura osea preciosa, me gustan
mucho las facciones de la cara y las espaldas prominentes.
Una de las noches, tuvimos un
altercado con un Marroquí que venía de de Holanda, y tras
solucionarlo, llamamos, como era costumbre, a La Luna Roja, algo así
como la Cruz Roja pero para gente no católica, para que se pasaran
por el “parking” por si necesitaban algo, los señores del
altercado y yo mientras tanto, me puse, tablero en mano, a jugar
contra Marck, este chico canadiense.
Estaba yo ensimismado en una
complicada posición, una que jamas he podido olvidar, la Variante
Fachatello de la apertura Italiana, cuando, al levantar la vista al
firmamento, vi, de pié, frente a mi a un chico alto, de ojos verdes,
de blanca piel que miraba, como perdido en un mundo lejano, pensé yo
la partida.
Hola, que tal, ¿Cómo estaba
esta familia? -Miguel-
Anda bien, viste, nada serio,
el groncho del tío se paso un poco con su mujer -Nico-
¿Argentino? -Miguel-
Si, del Mar del Palta, Buenos
Aires -Nico-
Encantado, yo me llamo Miguel
-Miguel-
Yo Macerlo, Marcelo Nicolas,
pero llamame Nico por favor -Nico-
Encantando Nico, ahora he de
irme, ya casi termina mi turno, ya nos veremos por aquí -Miguel-
Ok, nos vemos -Nico-
Esta fue la primera conversación
que tuve con él, a penas habían pasado 10 minutos, cuando alguien
golpeaba el cristal del “chiringuito” donde estábamos los
compañeros, ¡Era nico! ¿Que querría?
Dime -Miguel-
Nada, quería saber si a vos
no le importaría darme su celular -Nico-
¿Mi qué? -Miguel-
Vuestro número de celular, de
móvil -Nico-
Vale, si toma -Miguel-
Nada, es por si un día
quieres tomar un café o algo -Nico-
Perfecto, me avisas y su puedo
nos tomamos un café ahora me voy que es tarde -Miguel-
Nada, tan solo dos días pasaron,
cuando un Domingo en la mañana, mi teléfono sonó, era Nico, para
quedar y tomar un café, al que sin saber por qué acepte, pues no
sentía especial atracción por él, sinceramente mi pervertida
mente, deseosa de sexo, solo tenia sueños para Marck.
El café se convirtió en dos, la
hora prometida en 3 disfrutadas de amenas conversaciones, cuando, al
mirar el reloj, ¡Ya era hora de entrar a trabajar! Me tenía que
marchar súper rápido, corriendo para no llegar más tarde, por lo
que la despedida no se presentaba como algo espectacular, pero
entonces, él decidió acompañarme, corriendo, por todo el centro,
hasta llegar al puerto, y allí, justo antes de entrar a las
oficinas, me paro y al girarme para despedirme y decirle hasta
pronto, me plantó un beso en la boca, un adiós y salió corriendo.
¿Como había pasado eso? Yo no
le dije que era gay, el no me dijo que era gay, ¿Cómo sabíamos los
dos que ambos lo eramos? ¿Qué nos esperaba ahora? ¿Esa sensación
de querer estar con él y no necesariamente de follar, era eso amor?
¿Eramos novios? ¿Un rollo no era, qué era eso?....
Pasé el peor turno de mi vida,
fueron las 8 horas más eternas que jamás he vivido, deseando a cada
segundo que al girar mi cuello lo viese y me aclarase todo... pero
no, no paso, mi turno terminaba y él no estaba allí.
¿Por qué se dice que el primer amor nunca se olvida? quizás porque en él descubrimos ese sentimiento "mágico". Es el primer acercamiento a algo que seguramente nunca volveremos a sentir. Tras él todo cambia y si, es cierto, todos los que vienen detrás son comparados, y casi nunca llegan a llenarte del todo puesto que esa sensación de probar algo nuevo, de lanzarte,dar tu primer beso, tu primera vez...no volverá a pasar.
ResponderEliminarParticularmente lo recuerdo con mucho cariño.
Gracias por reavivar tus recuerdos.He de reconocer que tras este post yo también lo hice.
Un besote.
Un besote hermanito, añoraba leer tus comentarios. Espero verte pronto, cuando nuestras agendas nos lo permitan, un abrazo para ti y un beso para ella, ciao bello.
ResponderEliminarquien no a revivido su primer amor a raiz de leer este post¿? JODERRRR q mezcla entre melancolia y madurez se ha fusionado dentro de mi al recordarlo. bueno cariño un besazo de MVV
ResponderEliminarGracias por comentar MVV xD
ResponderEliminarLEXE SIEMPRE ME KEDO CON GANAS DE MAS!LOTTIA
ResponderEliminarOn revient toujour a son prèmier amour
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